Corría el año de 1949 y el arqueólogo, Alberto Ruz L´huillier, no imaginaba que la escalera que acababa de encontrar dentro del Templo de las Inscripciones en Palenque, lo llevaría a realizar uno de los
Corría el año de 1949 y el arqueólogo, Alberto Ruz L´huillier, no imaginaba que la escalera que acababa de encontrar dentro del Templo de las Inscripciones en Palenque, lo llevaría a realizar uno de los descubrimientos más grandes de la Arqueología moderna: el hallazgo de la cámara funeraria de Pakal “El Grande”, ahau de Palenque, rebautizado por algunos como «el astronauta de Palenque».

La Cápsula del tiempo
Dentro de la cámara, Ruz L´huillier encontró un enorme sarcófago de piedra cubierto por una lápida de 5 toneladas. La gran belleza de los grabados de aquella lápida protegían los restos de K’inich Janaab’ Pakal.
Dentro del sarcófago se halló un espléndido ajuar funerario repleto de collares, pulseras, anillos y fragmentos de una máscara elaborada con 200 piezas de jade.
La reconstrucción de la máscara, finalmente reveló después de varios siglos el rostro petrificado de Pakal y su mirada de obsidiana puesta en las estrellas.

Algunos trabajadores mayas que ayudaron a los arqueólogos en la apertura de la cámara aseguran haber quedado marcados de por vida. Tanto por el momento histórico del que participaron, como por la experiencia que vivieron al retirar la lápida de la tumba.
Cuentan que mientras la lápida se retiraba, golpeo accidentalmente las paredes de la cámara produciendo un sonido similar al de una campana. La resonancia provocó que a varios les brotaran las lágrimas, como si por un momento encarnaran la melancolía de sus ancestros mayas.
El misterioso astronauta de Palenque
El descubrimiento reveló datos importantísimos para esclarecer el origen de la dinastía maya que gobernó Palenque. Pero también dieron lugar a nuevas incógnitas, sobre todo, relacionadas con el significado del misterioso grabado esculpido sobre la lápida del sarcófago.

En ella se puede observar claramente a Pakal en una posición muy peculiar rodeado de símbolos y escritura maya. Muchos se han aventurado a interpretar la lápida como la escena de Pakal tripulando un nave espacial, bautizándolo como el astronauta de Palenque.
Esta versión se reforzó luego de divulgarse que la NASA habría encontrado cerca de 16 coincidencias entre el grabado y los controles de una cápsula espacial moderna.
Sin embargo, para alivio de los escépticos y decepción de los ufólogos, especialistas en la cultura maya han descifrado el significado del grabado: en efecto, se trata del viaje de Pakal, pero desde el inframundo maya hacia el plano celestial.
El significado del viaje
La narración de este viaje puede observarse a través de la iconografía que rodea al gobernante, donde sobresalen los tres niveles del cosmos representados a través de elementos como un rostro cadavérico situado debajo de Pakal, interpretación del Xibalbá o el mundo de los muertos.
Enmarcando toda la escena se encuentra el cuerpo de un dragón celeste, símbolo de la Vía Láctea. Encima de Pakal, sobresale el tronco de un árbol cósmico a través del cual su espíritu deja el inframundo para convertirse en una deidad celestial.
La belleza estética de esta lápida es considerada una de las muestras más refinadas del arte maya encontrada hasta el momento.

Aunque la cámara funeraria de Pakal se ha cerrado al público por razones de conservación, tanto en el Museo de Sitio de Palenque, como en la Sala Maya del Museo Nacional de Antropología e Historia, puedes admirar replicas exactas de la cámara funeraria del antiguo soberano .
Sigue la huella de los mayas en otros lugares fascinantes como Izamal, la ciudad pintada por el sol.
Fuentes: Revista Arqueología Mexicana e INAH TV
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